Hacer eructar a un bebé puede ser toda una ciencia, sobre todo en aquellas noches largas donde hay que esperar hasta 20 minutos después de cada toma a que por fin salga el aire, ¡hasta cuatro veces por la noche!
Así lo vivían Paola y su pareja, que después de un mes estaban realmente exhaustos por las largas jornadas de sueño intermitente en la madrugada. Para ellos era muy desgastante tener que esperar tantos minutos a que su bebé pudiera eructar, sobre todo porque al otro día había que despertarse para ir a trabajar.
Es por eso que compartimos esta guía para ayudarte a hacer eructar a tu bebé y algunas técnicas efectivas para aliviar el malestar.
¿Por Qué Es Importante Hacer Eructar a tu Bebé?
El sistema digestivo de los bebés está madurando y los eructos ayudan a expulsar parte del aire que tienden a tragar después de cada toma de leche, por ello es muy importante saber cómo hacer eructar a un bebé.
De acuerdo con Kids Health lo recomendable es hacer eructar a los bebés después de dos a tres onzas de fórmula (de 60 a 90 ml) o en cada cambio de pecho en el caso de la lactancia materna.
Recuerda tener siempre a la mano un babero o trapito, ya que cuando el bebé eructa es posible que regurgite y saque una cantidad pequeña de leche, esto es completamente normal.
A menos que tu bebé regurgite constantemente, sientas su estómago hinchado y se niegue a comer, o solo tome cantidades muy pequeñas, son algunos síntomas de reflujo y en este caso, se recomienda acudir al pediatra para realizar una evaluación.
Técnicas Efectivas para Eructar a tu Bebé: Paso a Paso
Lo primero es encontrar una posición cómoda para quien está cargando al bebé. Puedes poner una almohada para recargarte en la cabecera de la cama que permita el descanso de la espalda y la zona lumbar, colocar un cojín en la espalda baja o conseguir una mecedora para hacer más cómoda la experiencia de hacer eructar a tu bebé.
El siguiente paso es colocar al bebé en posición vertical sobre el hombro o sentado sobre el regazo, si sientas a tu bebé sobre las piernas, hay que poner la mano bajo el mentón para sostener su cabecita.
Una vez que el bebé está acomodado en el brazo que lo está sosteniendo, se recomienda poner la mano del otro brazo en forma de copa para darle palmaditas en la espalda por varios minutos, esto es más suave para el bebé que poner la palma plana.
Tu bebé no solo puede eructar con palmaditas, también puedes probar realizando masajes suaves y constantes sobre su espalda, esta posición ayuda a estimular la salida de aire.
Es muy importante hacer estos movimientos repetitivos hasta que el bebé eructe. Las primeras ocasiones puede resultar un poco difícil ya que el bebé aún es muy frágil y no sostiene su cabecita, pero conforme avancen las semanas y con la práctica resulta cada vez más sencillo.
Siempre verifica que sus vías respiratorias queden libres para que pueda respirar bien y no quede tan apretado hacia el hombro.
Posiciones que Ayudan a Facilitar el Eructo
Las posiciones más comunes para saber cómo hacer eructar a un bebé son:
Sobre el hombro apoyando al bebé contra el pecho: La barbilla del bebé debe reposar sobre el hombro de quien lo está cargando para permitir que pueda respirar bien. Sentarse en una mecedora y arrullar suavemente también puede ayudar al bebé a relajarse y sacar el aire acumulado en la zona abdominal.
Sentado y ligeramente inclinado: Esta técnica consiste en sentar derecho al bebé, sosteniendo su cabeza con la mano y permitir que se incline un poca doblando la cintura. La posición erguida mueve el aire hacia la parte superior del estómago y la inclinación hace que se ejerza un poco de presión sobre el estómago para ayudar a expulsar el aire.
Boca abajo sobre las piernas: Esta posición aprovecha la gravedad y relaja el abdomen del bebé, lo que puede ayudar a liberar los gases acumulados.
Es importante variar estas posiciones para hacer eructar a tu bebé con el objetivo de encontrar la que les resulte más cómoda a ambos.
¿Cómo el Eructo Relaciona con los Cólicos en los Bebés?
El eructo está directamente relacionado con la acumulación de gases, una de las causas más comunes de cólicos en bebés.
Los eructos ayudan a expulsar parte del aire que los bebés tienden a tragar mientras se alimentan, no eructar con frecuencia y tragar demasiado aire puede hacer que el bebé acumule gases y comienzan las molestias digestivas.
Señales de Que tu Bebé Necesita Eructar para Aliviar el Malestar
Si tu bebé no eructa al cabo de pocos minutos, recuerda cambiar de postura, ya que es importante evitar la acumulación de gases que puedan provocar incomodidad estomacal.
Algunas señales de que tu bebé necesita eructar para aliviar el malestar son:
Llanto sin razón aparente: la única forma que los bebés tienen para comunicarse es el llanto, así que, si notas que llora, sobre todo durante la primera hora después de comer, es que probablemente necesita eructar para sentirse mejor.
Inquietud durante o después de la alimentación: si tu bebé se retuerce, se arquea hacia atrás y endurece su abdomen, puede ser una señal de acumulación de aire que necesita ser expulsado.
Se despierta repentinamente durante una siesta: cuando el bebé tiene incomodidad digestiva puede despertarse de forma repentina por los gases acumulados, lo que le impide conciliar el sueño plácidamente.
Cómo Diferenciar Entre Cólicos y Malestar por Gases
Aunque los cólicos y los gases pueden parecer similares, hay algunas diferencias que pueden ayudar a distinguir entre un malestar y otro, por ejemplo:
Hora del día: los cólicos tienden a ser más frecuentes al final del día debido a una combinación de factores, ya que, si el bebé no expulsó el aire acumulado en la mañana y tarde, por la noche se tienden a exacerbar los síntomas debido al malestar estomacal y la falta de sueño del bebé, por lo que el llanto es muy intenso.
Duración y frecuencia del llanto: Los expertos señalan que si el bebé llora durante tres o más horas al día, por al menos tres o más días a la semana y se presenta durante tres semanas al menos, se trata de de un episodio de cólicos.
Señales físicas: los bebés que pasan por episodios de cólicos, tensan los brazos, aprietan los puños y arquean la espalda en señal de dolor, a diferencia del llanto por malestar de gases, que suele ser menos intenso y es más esporádico. De acuerdo con American Academy of Pediatrics, los episodios de llanto intenso por cólicos pueden durar hasta los 6 meses de edad.
Reacción a técnicas de alivio: Si el bebé deja de llorar tras eructar, es probable que el malestar fuera causado por gases. En el caso de cólicos, el llanto puede continuar a pesar de los intentos de aliviarlo.
Consejos Adicionales para Calmar el Llanto Relacionado con Gases y Cólicos
Aunque puede ser todo un reto leer las señales de tu bebé en el día a día, los expertos aconsejan hacerle eructar siempre después de cada toma de leche, sobre todo durante los primeros 6 meses de vida, y brindan algunas recomendaciones para calmar el llanto relacionado con las molestias estomacales, por ejemplo:
Realizar masajes abdominales: incluir en la rutina diaria los masajes puede ser muy relajante, tanto para ayudar a movilizar los gases atrapados, como para formar un vínculo con el bebé. Se aconseja realizar movimientos circulares con las manos en el sentido de las agujas del reloj y mover las piernas del bebé en un movimiento de bicicleta.
Fortalecer la flora intestinal del bebé: una opción cada vez más recomendada por los pediatras es dar probióticos a los bebés, especialmente mediante la cepa BB12, que tiene el objetivo de ayudar a fortalecer su sistema digestivo y ayudar a disminuir las molestias relacionadas con gases y cólicos.
Métodos naturales: mecer suavemente al bebé, crear un ambiente relajado y darle un breve paseo durante un episodio de llanto, puede ayudar a calmarlo mientras pasan las molestias.
Saber cómo hacer eructar a un bebé resulta cada vez más sencillo con la práctica. Recuerda que conforme vaya creciendo, estos retos de crianza serán cada vez más fáciles de navegar, ¡hasta que llega un próximo reto!
Pero no estás sola o solo, de la mano de expertos y herramientas como este blog, podrás sentir seguridad y confianza para hacerlo cada vez mejor.
Mantén la calma: enfrentar las primeras enfermedades de tu bebé puede ser difícil, pero con estos consejos podrás actuar con seguridad y cuidarlo mejor. ¡Confía en ti misma, mamá!
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